En numerosas ocasiones, cuando las personas y los animales convivimos en el mismo hogar, surgen situaciones que no entendemos o que dificultan la convivencia. Estas situaciones, a menudo etiquetadas como "problemas de comportamiento", suelen culpabilizar al animal. Sin embargo, en la mayoría de los casos, somos los humanos quienes fomentamos estos "malos comportamientos".

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Nuestros animales utilizan comportamientos para comunicarse con nosotros, expresando que algo no está bien, que tienen miedo, que necesitan ayuda o que alguna de sus necesidades no está cubierta. Tal como señala Paul Watzlawick en su teoría de la comunicación humana, "Es imposible no comunicar", ya que todo comportamiento es una forma de comunicación.

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Pero, ¿cómo interpretar lo que nos están diciendo? Para entenderlo, debemos conocer profundamente a la especie y al individuo. Solo así podemos distinguir entre comportamientos naturales y aquellos que son un mensaje.

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Pongamos un ejemplo: un perro ladra. El ladrido es una forma de comunicación de los perros, pero no siempre tiene el mismo significado. Puede ser un intento de llamar la atención, una respuesta al miedo, o simplemente porque ha visto algo que le interesa, como un gato.

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En cada caso, la respuesta debe ser diferente, pero solo podemos actuar correctamente si entendemos por qué está ladrando el perro. De lo contrario, puede que nuestra reacción —gritarle para que se calle— no resuelva el problema y el perro continuará ladrando.

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Como bien dijo Aristóteles: "No se puede deshacer un nudo sin saber cómo está hecho".